Cuando la esperanza quedaba reducida al mero hecho de salpicar herida sobre herida un pizca de sal que nos demostraría dolor y nos haría descubrir que realmente estamos vivos.
yo no me propuse ninguna meta, no me propuse nada, sin embargo llegó. Llegó por la puerta pequeña, ganando pulsos día a día y demostrando la sencillez que nadie supo encontrar.
Inculcó en mi la capacidad de quererme, de realzarme como persona y dar color a aquellos lugares que el tiempo habia hecho frios, oscuros. nunca aceptó un gracias, porque nunca se percató de que sus actos eran tan grandes que juntos formarian el más grande de los tesoros.
la aparición de dolor en el transcurrir de la vida de una persona es inevitable, sin embargo, poseemos la gran suerte de contar con individuos que nos harán este dolor mas llevadero, mi individuo. Una noche me contaron que el dolor provoca cambios, yo no discutí nada, mas afirmé que cambiar nunca está de mas. Cambios que realzan la tendencia de uno mismo a variar sus opiniones, sus entornos, sus amistades y quizás todo esto junto personificó a dicho individuo.
Una persona verdadera, sana y lo más importante una persona que entrega su corazón sin tener en mente recibir algo a cambio, y así era.
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